I. Concepto de Reforma Universitaria

1. Antecedentes generales

El concepto 'reforma' se ha usado generalmente en forma imprecisa. Por este motivo, es conveniente precisar nuestra conceptualización de la 'reforma' con el objeto de señalar específicamente su ámbito de comprensión y separarla de aquellas situaciones que no participan de su característica medular.

El concepto 'reforma', referido a transformaciones sociales, tiene dos significaciones que corresponden simultáneamente a dos campos de acción diferentes. Uno de ellos se relaciona con las transformaciones de la sociedad global y comprende ciertas modificaciones secundarias del sistema político y económico, que le permiten, sin embargo, conservar su naturaleza básica. El concepto de reforma se contrapone, en este sentido, al de revolución, pues implica un proceso antagónico al de esta en cuanto a los fines y los medios. Un proceso de reforma, dentro de este contexto, pretende mejorar los vicios e inconvenientes del sistema político y social, a fin de evitar sus fisuras y estabilizar la correlación de fuerzas que dominan el poder político, económico y social.

Una segunda significación de la palabra 'reforma' se refiere a transformaciones profundas dentro de una institución especifica del sistema social. En el caso de la universidad, la palabra 'reforma' alude a transformaciones sustanciales que buscan redefinir, en un momento histórico concreto, la finalidad humanista de la universidad. En otras palabras, la reforma implica un cambio profundo y global de la universidad, que se orienta a formular de manera real el compromiso de esta con la búsqueda de una sociedad mas justa y solidaria. Referida a América Latina, el objetivo de la reforma es ubicar a la universidad junto a las transformaciones estructurales que deben llevarse a cabo para el cambio de una sociedad inhumana. Los movimientos estudiantiles en el mundo, los partidos políticos que los orientan y dirigen, en particular, los partidos políticos cuya ideología se caracteriza por proponerse como meta la substitución del sistema imperante, y la mayoría de los intelectuales que están identificados con la construcción de una nueva sociedad, conciben la 'reforma' dentro del segundo criterio que hemos definido.

Como quiera que nuestro trabajo se refiere específicamente a la 'Reforma de la Universidad', debemos escoger el segundo significado. A continuación, es menester desentrañar el significado mas especifico de este termino, pues una definición como la dada anteriormente incurre en generalidades.

2. Reforma Universitaria y modernización

En primer lugar, debemos señalar el significado de la reforma universitaria frente a otro proceso que a menudo se le confunde: la modernización.

La reforma universitaria se diferencia sustancialmente de un proceso de modernización de la universidad, tanto en los fines cuanto también en los medios que utiliza. 'La modernización implica una adecuación a las pautas de crecimiento, los contenidos de enseñanza, los métodos de investigación, etc., alcanzados en los centros de mas alto nivel internacional; es un esfuerzo de racionalización y planificación docentes, un intento de resignación de recursos humanos, materiales y financieros conforme a las nuevas prioridades, a la importancia y el prestigio de las nuevas carreras técnicas y de los estudios sociales, de acuerdo, en síntesis, con las necesidades del sector 'moderno' de sociedad. Este esfuerzo significa nuevas y mas altas exigencias pedagógicas, una elevación y una vinculación estrecha con los grandes centros en que se desarrolla el programa cientifico-tecnologico'1.

La reforma se diferencia nítidamente del proceso de modernización universitaria, en primer lugar, en cuanto a los objetivos.

La reforma pretende redefinir el quehacer científico y cultural de la universidad, a fin de convertirla en una institución que colabore activamente en el cambio social. La modernización, por su parte, aspira a elevar el rendimiento académico de la universidad conforme a los criterios de los centros mas altos de actividad científica, es, decir, de los países desarrollados. La modernización, lejos de plantearse la alternativa que la universidad puede colaborar de manera importante en el cambio social, se dirige a fortalecer los lazos de dependencia en el saber superior, cuya naturaleza redunda. Directamente en un incremento de la dependencia económica. La reforma busca que la universidad sea, desde su propia perspectiva, un centro que ayude a precipitar el cambio revolucionario, en tanto que la modernización tiene como premisa básica la mantención del sistema vigente y, aun mas, fortalecerlo mediante recursos científicos y culturales. De allí que si la reforma se plantea la incorporación de la ciencia a la universidad, lo hace en el entendido que se orienta a la solución de los problemas que aquejan a las grandes mayorías nacionales, en tanto que la modernización lo hace con el fin de colocarse a la altura del rendimiento de los países desarrollados, apuntando a perfeccionar el sistema vigente. La reforma implica, asimismo, redefinir la extensión universitaria, a fin de echar ciertas bases elementales para el cambio cultural. La modernización rechaza el cambio cultural de la sociedad y los programas de extensión que adopte se caracterizan por su nivel de adhesión al sistema vigente. Finalmente, un proceso de reforma supone un profundo y extenso proceso de democratización de la universidad dirigida a todas las clases sociales, eliminando las discriminaciones en favor de los hijos de las clases altas. Conjunta y simultáneamente, se caracteriza por una democratización real del poder universitario, que se manifiesta en la participación de los académicos, funcionarios no académicos y estudiantes en todos los niveles del poder universitario. La reforma democratiza la Universidad a fin de hacer realidad su carácter comunitario y sienta las bases institucionales para hacer permanente la participación de la comunidad universitaria en su gobierno. La modernización, por el contrario, pretende una democratización muy reducida de la universidad, pues se la entiende como un incremento del alumnado, a fin de satisfacer las necesidades de recursos humanos que reclama el perfeccionamiento del sistema social, pero sin atender a los fundamentos sociales y políticos que justifican la incorporación de los hijos de los trabajadores al saber superior.

En segundo lugar, la reforma y la modernización se diferencian en el procedimiento mediante el cual se llevan a cabo. La primera, se caracteriza por la movilización de la comunidad universitaria que, ante el fracaso de la autoridad universitaria para resolver los problemas vitales de la universidad, rompe sus marcos institucionales y genera una nueva institucionalidad, para implementar un nuevo modelo universitario que enfrente el desarrollo científico y cultural dentro de la perspectiva del cambio social. La reforma se caracteriza especialmente por la movilización estudiantil, que irrumpe contra las estructuras anacrónicas de la universidad. La reforma se caracteriza, en este sentido, en que el modelo de universidad se genera desde la voluntad de toda la comunidad universitaria que se lleva adelante a través de una nueva institucionalidad que el movimiento reformista se da para este efecto. La modernización, en tanto, es el resultado de la gestión de la autoridad tradicional de la universidad. La modernización no supone la movilización de la comunidad universitaria; muy por el contrario, la intervención de la institucionalidad tradicional de la universidad implica tanto la adhesión al sistema oligárquico de gobierno, cuanto una reanimación de los objetivos y valores que esta elite ha hecho suyos en el gobierno de la universidad.

La reforma se caracteriza porque destruye el gobierno oligárquico, en tanto que la modernización fortalece el poder oligárquico.

Esta clara diferenciación entre un proceso de reforma de modernización de la universidad nos lleva a discrepar de Scherz, para quien 'la universidad sigue inexorable una marcha de modernización según una variedad del modelo estadounidense de educación superior, pues diferentes fuerzas sociales, entre ellas los movimientos estudiantiles de diverso pelaje, no llegan a tocar la estructura misma del sistema universitario' 2. Esta hipótesis, a nuestro juicio, es errada. La experiencia de la reforma en las universidades chilenas demuestra la existencia de una ruptura tajante con un proceso de modernización. Por lo demás, los mecanismos de incorporación de los patrones estadounidenses han sido abandonados durante la reforma 3. La circunstancia básica que diferencia uno y otro proceso radica en que la reforma pretende convertir a la universidad en un instrumento del cambio revolucionario, en tanto que la modernización aspira a eficientar la identificación de aquella al sistema social. Esta diferencia básica y fundamental permite determinar con nitidez los demás elementos de la reforma, aunque formalmente se incluyan algunos que han existido en un proceso de modernización, como por ejemplo, la departamentalización, pero el sentido con que se le instaura es diferente a aquel que existe en la modernización. En síntesis, el conjunto de los elementos de la reforma-busqueda del cambio social, democratización en el poder y en el acceso, etc.- la diferencian claramente de la modernización.

Para definir ahora la reforma, debemos considerar dos niveles, la ideología y la política reformista. Veamos a continuación la ideología de la reforma.

3. Ideología y Política de la Reforma Universitaria

3.1. Ideología de la Reforma Universitaria

La reforma se define ideológicamente por la búsqueda de una nueva concepción del quehacer académico de la universidad que, partiendo de su finalidad básica, pretende explicitar, en un momento histórico especifico, la capacidad cultural y científica de la universidad 4. La reforma debe perseguir un verdadero renacimiento de la universidad, en el sentido que elimine aquellas barreras jurídicas, administrativas y académicas que la han convertido en una institución incapaz de responder a los requerimientos de la sociedad, para convertirla en una institución creadora, dotada de los instrumentos necesarios para contribuir desde su perspectiva cultural y científica a la solución de los problemas sociales, políticos, económicos y culturales del país.

La definición ideológica de la reforma caracteriza esencialmente este proceso y lo distingue nítidamente de otras modificaciones aparentemente similares, por ejemplo, los 'planes de desarrollo', que aspiran a soluciones parciales como el incremento del alumnado o la 'modernización' de la universidad. La opción ideológica significa que la universidad redefine su finalidad cultural y científica en un momento histórico concreto, y la hace realidad a través de una política universitaria global, que comprende la totalidad de la estructura universitaria, así como también los contenidos y valores del quehacer académico, administrativo y financiero.

La opción ideológica de la reforma universitaria parte del supuesto de reconocer la 'autonomía relativa del sistema universitario', es decir, la capacidad de la universidad de actuar con relativa independencia dentro de la sociedad. En otras palabras, la universidad puede hacer frente a los problemas económicos, políticos y sociales de la sociedad en virtud a sus propios objetivos y desde su perspectiva propia. La reforma universitaria pretende convertir a la universidad en una institución cultural creadora, que hace frente a los problemas sociales sin ataduras al statu quo y que en el caso de una sociedad injusta, cualquiera que sea, adhiere al cambio social y lucha por colaborar a desencadenarlo. Sin pretender que la universidad sea el 'motor' de la revolución ni su exponente mas importante, la opción ideológica afirma que la universidad puede ser un importante factor que contribuye al cambio social. Esta afirmación rechaza la existencia de condicionantes externas absolutas de la universidad al sistema social, en términos tales que cualquier modificación importante de la universidad solo es posible dentro de una sociedad que experimenta un cambio global. La reforma universitaria, por el contrario, tiene como supuesto básico que la universidad puede experimentar transformaciones importantes aun antes del cambio revolucionario de la sociedad y que aquella puede ser un factor importante para el desencadenamiento del cambio global y profundo de la sociedad 5.

Para el caso latinoamericano, la reforma universitaria tiene por objetivo la contribución en las transformaciones revolucionarias de la sociedad. Los autores reconocen esta perspectiva de la reforma y admiten el supuesto de que la universidad posee una autonomía relativa, que posibilita el surgimiento de esta perspectiva. El antagonismo permanente a los regímenes dictatoriales y la adhesión a una tendencia renovadora de la sociedad demuestra que la universidad latinoamericana ha ejercido esta autonomía Silva Michelena y Sonntag señalan que 'la universidad ha venido afirmando progresivamente un proceso de enfrentamiento a la sociedad que la aloja, habiendose concentrado tal enfrentamiento en las luchas contra los gobiernos establecidos. Este papel que la universidad ha venido desempeñando se explica por los cambios ocurridos en el seno de las sociedades latinoamericanas, cambios que han agudizado la crisis de sus estructuras y, por otra parte, por las características peculiares de la institución. Se suele admitir que a corto plazo, y dentro de las condiciones marcadas por la estructura de la sociedad, las instituciones tienden a alterarse y modificarse antes que la sociedad existente experimente una transformación total. En este sentido, ciertas instituciones, las mas sensibles al cambio, pueden cumplir una función de fermento que estimule y hasta exaspere los conflictos de la sociedad como un todo'6.

Florestan Fernández reconoce igualmente la capacidad de la universidad para actuar como un agente del cambio social. 'En este sentido, la universidad se anticipa, como un microcosmos social que vive con mayor libertad y con intensidad relativa mas amplia, al destino histórico de la sociedad global: ella absorbe primero la actuación de las fuerzas historico-sociales emergentes, experimenta primero su significado político y prueba primero su poder de negación del orden social existente. Por lo tanto, al crecer y diferenciarse, la universidad también crece en importancia como factor político dinámico' 7.

La reforma universitaria en América Latina se define ideológicamente porque pretende convertir a la universidad en un agente del cambio social, desde su propia perspectiva. Esta opción no significa, en ningún caso, la adhesión a una determinada visión del cambio social. Todo lo contrario, la universidad participa en el cambio social sin identificarse con un modelo especifico de las transformaciones estructurales. Como la universidad es un centro científico por excelencia, no puede adherir a un esquema determinado del cambio social. La reforma universitaria hace realidad los valores permanentes y sustanciales de ella, como el pluralismo, la autonomía y la libertad académica, conjuntamente con el compromiso con el pueblo. La universidad tradicional, que rige en América Latina por efecto de las condiciones del subdesarrollo, se caracteriza, entre otros factores, porque mantiene una explícita adhesión al statu quo, para lo cual no se detiene en tergiversar los valores de la universidad, en el sentido de que el pluralismo y la libertad académica tienden a legitimarse en la medida que se orientan al servicio del sistema vigente.

La capacidad de la universidad para convertirse en un agente del cambio social, opción fundamental de la reforma, no significa desconocer las dificultades y riesgos. La universidad se vera asediada por los gobiernos y por los grupos económicos con el permanente riesgo de hacer fracasar esta experiencia. Pero el caso de algunos países, como Chile, demuestra que la universidad puede mantenerse incólume frente a estos embates 8.

Esta definición ideológica de la reforma universitaria implica la adopción de una política universitaria que transforme totalmente la estructura y los contenidos del quehacer universitario. La ideología reformista se implementa a través de una política universitaria que hace realidad aquellas definiciones al nivel de la estructura académica, del poder y los contenidos y valores del quehacer universitario, sea a nivel central de la universidad así como también al nivel de cada una de las unidades académicas y administrativas de esta. De allí que el segundo elemento de la reforma universitaria sea una política universitaria que se ajuste a esta opción ideológica y permita llevarla a la practica.

3.2. La Política de la Reforma Universitaria

Si el objetivo principal de la ideología reformista es la transformación profunda y global de la universidad, a fin de revitalizar su valor permanente de compromiso con la sociedad, la prioridad básica de la política universitaria es la traducción de estos principios en las funciones y en la estructura universitaria. En efecto, no hay mejor procedimiento para redefinir el quehacer universitario, a fin de hacer realidad la tarea creadora y critica de la universidad, como no sea a través de la redefinición de los contenidos y los valores de las funciones de docencia, investigación y extensión cultural 9.

Es decir, la primera definición de la política universitaria es la reformulación de las funciones académicas de la universidad a partir de los principios ideológicos básicos, que intentan formular en un momento histórico especifico la finalidad científica y cultural de esta. En definitiva, se trata de alterar de raíz los contenidos y los valores, pues la reforma, aunque se reduce a una institución particular, pretende ser radical e irreversible. Solo un cambio de sus valores permitirá remozar el espíritu y la fisonomía de la universidad.

Los nuevos valores que deben inspirar la nueva universidad persiguen que esta se plantee frente a los problemas del pueblo, al compromiso de aquella a la transformación estructural de la sociedad, a fin de buscar una sociedad justa y solidaria. Estos nuevos valores expresan, asimismo, la capacidad del conocimiento para contribuir al progreso económico y social del pueblo, anotan que la labor científica y cultural no se reduce a un contexto exclusivamente academicista, sino que se debe realizar permanentemente merced a ubicar la criticidad de dentro del espíritu universitario. Los nuevos valores, en fin, significan rechazar el carácter profesionalizante de la universidad y exaltar la naturaleza científica y cultural de esta, única posibilidad de conseguir una formación real de sus estudiantes. El conocimiento se sitúa en el centro de la reforma y será la columna vertebral de la nueva universidad.

Los nuevos valores que la universidad hará suyos a través de la reforma universitaria significan la vigencia efectiva de la libertad académica y de la autonomía universitaria y el rechazo a las ataduras, a los grupos económicos o a las elites gobernantes cualesquiera que estas sean.

Pero la redefinición de los contenidos y los valores de las funciones académicas tiene que llevarse a cabo en el marco de una determinada organización. Surge, de manera inevitable, un Segundo nivel de la política universitaria, que se deduce consecuencialmente del anterior, del que extrae la inspiración de sus elementos: la política universitaria pretende alterar la estructura académica y de poder de la universidad. La reestructuración universitaria -de esta manera- no es la causa ni el objetivo de la reforma sino que una parte consecuencial de ella que surge de la ideología y de su traducción inmediata en la redefinición de los contenidos y los valores 10.

La reestructuración de la universidad comprende dos niveles: la reestructuración de las unidades académicas y la reestructuración del poder universitario.

La reestructuración académica es la traducción, en términos organizativos, de las nuevas metas culturales, científicas y educacionales de la universidad. Si bien es cierto que los criterios básicos para esta tarea lo dan la ideología y la redefinición de los contenidos y los valores académicos, ciertos criterios surgen de las deficiencias de la actual universidad latinoamericana.

En primer lugar, es menester dar primacía al saber por sobre la preeminencia de las profesiones. En otras palabras, la nueva organizarían de la universidad no se da a partir de las carreras sino desde el conocimiento. Este criterio apunta a eliminar el carácter profesionalizante de la universidad y a hacer realidad, en cambio, su naturaleza científica y cultural. El segundo criterio para la reformulación de la estructura académica consiste en reconocer la intima conexión que existe entre las tres funciones académicas De allí que la nueva estructura universitaria deberá formularse a partir de ciertas premisas que posibiliten la consecución de estos criterios. La nueva estructura universitaria deberá permitir la estrecha relación entre la docencia y la investigación y de una y otra con la extensión universitaria. Si bien es cierto que puede hacerse una diferencia entre las tres funciones académicas, la relación entre ellas señala que se trata de diferencias que responden, mas bien, a razones analíticas. Finalmente, se trata de una organización académica flexible, que posibilite, igualmente, la relación expedita entre las diferentes ciencias, a fin de conseguir el enriquecimiento reciproco, lo que se obtiene a través de la existencia de canales de comunicación entre las diferentes unidades académicas.

La reestructuración del poder universitario pretende hacer efectivo el carácter comunitario y democrática de la universidad. Si concebimos a la universidad como una comunidad de académicos, alumnos y funcionarios, enlazados en tarea científica y cultural común, con diferenciación de roles, aparece como una consecuencia natural la participación de toda la comunidad universitaria en el gobierno de la universidad. La reestructuración del poder surge como una consecuencia directa de la ideología reformista y como una parte imprescindible de la política universitaria. Esta reestructuración debe encaminarse a definir una democracia universitaria que, estableciendo los derechos y deberes de la comunidad universitaria, permita la participación directa en su dirección, con un criterio que compatibilice tanto la intervención de todos sus estamentos en la generación de las autoridades unipersonales y en los cuerpos colegiados, cuanto también admita la participación de las comunidades académicas diferenciadas geográficamente, en especial, a fin de que el poder central de la universidad no sea ejercido por unidades académicas privilegiadas ni por minorías oligárquicas. La forma y el grado de intensidad con que la comunidad universitaria participa en el gobierno, tanto en cuanto estamentos, tanto en cuanto comunidades, es una materia contingente, que no se puede sujetar a reglas preestablecidas.

La reforma implica, de manera irrebatible, el surgimiento de una nueva elite que dirige la universidad. No es posible concebir las transformaciones de contenido y de estructura sin que estas vayan acompañadas de un cambio integral de los grupos que detentan la dirección universitaria. Este cambio a menudo se esquiva a través de una conducta oportunista de quienes ejercen el poder de la universidad tradicional. Sin embargo, dicha 'radicalización' se justifica por motivos políticos, que, merced al deseo de conservar el poder que amenaza escaparseles, han virado drásticamente de su primitiva concepción universitaria y se han sumado al torrente reformista. No es una casualidad que los movimientos de reforma han sido provocados por los estudiantes, precisamente por su desinterés en la estructura de poder de la universidad, por la falta de privilegios a los cuales someterse y por la audacia y su sentido critico. Los académicos no han desempeñado un papel de ruptura de la universidad tradicional en América Latina, así como tampoco han sido los gremios de los funcionarios no académicos los que han precipitado la reforma. Una reforma sin un cambio fundamental de sus elites directivas tendera a anquiloarse a muy breve andar, pues será encabezada por personas que adhieren al proceso sin compartir sus principios 11.

Para González Casanova la reforma 'ha de comprender tres aspectos principales:

1. La reforma académica; 2. La reforma del gobierno y la administración; 3. La reforma de la difusión politico-cultural' 12.

El primero 'implica la necesidad de dotar a todos los estudiantes de una cultura común en ciencias y en humanidades que, independientemente de las profesiones a que se dediquen, los capacite para comprender los problemas de la naturaleza y la sociedad y profundizar en su conocimiento'.

Se trata de formar una 'cultura básica'. Este primer nivel se asemeja en gran medida a ciertos propósitos del Informe Atkon, que sugería los 'Estudios Generales', para dar una 'cultura general', sin consideraciones profesionales inmediatas 13. El Segundo nivel se refiere a transformaciones en el gobierno de la universidad, que 'no estriba en acabar con los pocos organismos y organizaciones que existen en la universidad, sino en ir creando, desde la base, organizaciones de estudiantes y profesores que, una vez establecidas, podrán determinar cambios idóneos para la vida universitaria en las organizaciones existentes, a fin de encontrar nuevas estructuras y formas de desarrollo' 14. Esta forma del poder universitario 'por etapas' y a través de una 'dualidad de poderes' ofrece mayores riesgos que ventajas. En efecto, la transformación del poder consiste en remover el actual sistema de gobierno por ser antidemocrático a ineficaz, sin que exista posibilidad de mejorarla a través de la creación de organizaciones paralelas que actúen mas tarde por presión sobre los organismos formales de la universidad. En cuanto al tercer nivel de la reforma- la difusión política y cultural-, se caracteriza por pretender que la universidad 'contribuya mediante diálogos, seminarios, intercambio de ideas, etc., a la formación de todos los universitarios, en lo que se refiere a su cultura y conocimiento de la política, la economía y la historia, y a la aplicación de los métodos racionales de análisis de situaciones globales o concretas, procurando sustituir los mitos que aparecen en todo proceso de crisis. . . ' 15. Este tercer nivel pertenece mas bien al primero, ya que no hay una diferencia sustantiva entre la formación de una 'cultura básica' y los propósitos de las tareas contenidas en el ultimo nivel analizado. En definitiva, hay mas coincidencias que diferencias, por lo cual no parece justificado su tratamiento separado.

En síntesis, la reforma universitaria consiste en un cambio profundo y global de la universidad, que busca convertir a esta en un agente del cambio social, a partir de su perspectiva científica, educacional y cultural. La reforma no es ni una modernización de la universidad ni una modificación parcial de ella, sino que un cambio integral.

La reforma contiene dos niveles inseparables. El primero apunta a definir la ideología reformista, la cual explícita la voluntad de cambio y el reconocimiento a que el conocimiento constituye un factor importante en la construcción de una nueva sociedad. El segundo se refiere a la política universitaria y contiene la forma de implementar esta ideología reformista. La política universitaria transforma la estructura académica y administrativa, así como también la estructura de poder. La ideología y la política universitaria se implementan a partir de que la universidad debe ser una institución critica, comprometida con el pueblo, pluralista y autónoma. La premisa fundamental de la reforma consiste en admitir la capacidad de la universidad para afectar el sistema social y la posibilidad que esta tiene para independizarse relativamente de las estructuras económicas, políticas y culturales: En las paginas que siguen veremos que la reforma universitaria constituye un imperativo fundamental en América Latina, por la existencia de condiciones estructurales que hacen factible la conversión de la universidad en un factor importante en la construcción de una nueva sociedad, mas justa y solidaria. Este contexto implica la emergencia de un nuevo carácter de la universidad latinoamericana, que conlleva nuevas modalidades de la reforma.

 

II. Los fundamentos de la actual Reforma Universitaria en América Latina

1. El nuevo carácter de la universidad latinoamericana

La reforma universitaria en América Latina se fundamenta en dos ordenes de consideraciones. El primero surge de la 'crisis integral' de la región, que exige transformaciones estructurales para vencer las condiciones de subhumanidad que aqueja a millones de personas y, entre ellas, la transformación profunda y general de la universidad a fin de que se convierta en un factor positivo del cambio social 16. La segunda se refiere al nuevo carácter de la universidad latinoamericana, que es el resultado de un proceso histórico mundial y que tiene caracteres específicos en América Latina: la universidad latinoamericana es una institución cultural estratégica. El primer fundamento de la reforma de la universidad latinoamericana es bastante evidente, lo que nos ahorra mayores comentarios.

El Segundo fundamento de la reforma universitaria en América Latina es que la universidad es una institución cultural estratégica. Esta hipótesis nos obliga a dar un breve rodeo, a fin de indicar sus bases y definir su significado. En efecto, nuestro propósito de conceptualización de la reforma nos obliga a efectuar ciertas consideraciones sobre la actual universidad latinoamericana, en especial a definir el 'nuevo carácter' de esta: el ser una institución cultural estratégica.

2. La universidad latinoamericana,institución cultural estratégica

Concebimos a la universidad latinoamericana como una institución cultural estratégica 17. La universidad se encuentra en un lugar privilegiado dentro del sistema social en términos de que posee una gran capacidad de afectación sobre este, que la convierte en un poder social. La universidad posee un 'nuevo carácter', que la distingue históricamente de los anteriores modelos.

El nuevo carácter de la universidad latinoamericana expresa la capacidad de la universidad para influir en la sociedad. La universidad no es una institución sometida enteramente a la 'estructura productiva', ni tampoco a las 'clases dominantes'. Un análisis quo exceda los marcos teóricos de algunos conceptos ideológicos y políticos fundamentales nos demostrará cómo la universidad ha tenido una flexibilidad importante respecto de la estructura social, de manera de convertirse, incluso, en un factor coadyuvante de la transformación revolucionaria de la sociedad.

El carácter estratégico de la universidad latinoamericana se fundamenta en dos tipos de variables. Por una parte, tiene un doble fundamento histórico. Por otro lado, de índole normativa. Las raíces históricas señalan el enlazamiento con un proceso mundial, que es la conversión del conocimiento en un nuevo factor de producción. Este fenómeno, cuyos orígenes históricos los podemos situar en la revolución industrial, constituye un proceso que se caracterizan por la intervención acelerada y cada vez más consistente del conocimiento en todas las esferas humanas. Este fenómeno constituye un rasgo novedoso del sistema internacional de naciones, en el cual los países 'centrales' o desarrollados absorben los beneficios y las fuentes de producción de conocimientos, en tanto que los países subdesarrollados encuentran allí una nueva fuente de dependencia y, por ello, una nueva fuente de pobreza. Es decir, las naciones latinoamericanas se encuentran condicionadas por este proceso, toda vez que a la dependencia económica se agrega la dependencia científica y tecnológica.

Un segundo factor histórico es la concentración de la producción, distribución y difusión de conocimientos en las universidades latinoamericanas. Esta situación se explica por consideraciones igualmente históricas. En efecto, el sistema universitario ha absorbido la educación superior, la investigación científica y la actividad cultural, por razones igualmente constatables. A diferencia de las naciones desarrolladas, en que la educación superior y la investigación científica se organizan en una estructura diferenciada, con la participación del Estado, las universidades y las empresas, las naciones latinoamericanas han encarado el crecimiento del saber superior y la ciencia a través del esfuerzo exclusivo de las universidades. Solo en los últimos años se advierte una 'intervención' del Estado en la investigación científica, pero orientada esencialmente a la ciencia aplicada.

Ambas circunstancias históricas, la dependencia del mundo moderno respecto del conocimiento y la concentración de este en América Latina en la universidad, generan un poder de nuestras universidades sin precedentes, que las convierte en centros decisivos del progreso latinoamericano. Para hacer efectiva esta capacidad se necesita la concurrencia de otra condición. Es menester la concurrencia de la autonomía universitaria. Es decir, que el Estado reconozca el ámbito de acción de la universidad a través de un conjunto de normas constitucionales, legales y reglamentarias. Si la universidad no posee un margen de acción debidamente cautelado, su poder científico y cultural se debilitara o desaparecerá. La inexistencia de la autonomía universitaria impide el ejercicio de la capacidad científica y cultural de la universidad, restando a las fuerzas sociales que luchan por una sociedad mas justa y solidaria de una contribución insustituible.

Suponiendo la concurrencia de esta circunstancia normativa y admitiendo la presencia de las dos vertientes históricas que hemos definido, la universidad se encuentra abocada a una definición política: la reforma universitaria. La actual universidad latinoamericana posee numerosas deficiencias y vacíos como para ejercer plenamente el poder que le confiere el conocimiento científico. Es menester adecuar la universidad a esta nueva realidad histórica que en nuestro continente es la crisis del subdesarrollo y la presencia de un nuevo factor de progreso social y económico: el saber superior. La reforma universitaria surge, de esta manera, como una condición necesaria para que la capacidad científica y cultural, que yace innatamente en sus aulas y que fluye de factores del mundo contemporáneo, se derrame a la sociedad global y la habilite para ser un instrumento del cambio social.

3. Elementos de la universidad latinoamericana

3.1. La Conversión del Conocimiento en un Nuevo Factor de Producción

El primer elemento de la nueva universidad latinoamericana es el fenómeno mundial de la conversión del conocimiento en un nuevo factor de producción. En efecto, el desarrollo del sistema internacional de naciones indica que el saber superior se ha convertido en un factor decisivo del progreso económico y social. En la actualidad, el conocimiento se ha constituido en un factor de producción como consecuencia de un proceso generado históricamente en la revolución industrial y ha continuado con un fortalecimiento creciente a lo largo de los años siguientes, que ha adquirido mayor fisonomía con la actual revolución científica y tecnológica. La revolución científica y tecnológica representa 'la fase superior' del proceso de intervención del conocimiento en las actividades económicas y sociales. Este fenómeno adquiere tanta importancia Como que ha sido calificado por Roger Garaudy como la 'gran mutación del siglo XX' 18Situamos la génesis de la intervención del conocimiento en las actividades sociales en la revolución industrial, pues a partir de esa época los procesos productivos, concretamente la industrialización, recibieron un impulso extraordinario merced a los descubrimientos técnicos. Aunque a menudo se discuta, como lo hace Bairoch, los orígenes de tales descubrimientos, polémica en la cual no queremos entrar porque nada agregaría a nuestra hipótesis, la constatación unívoca es que una de las características del proceso económico generado a partir de la revolución industrial fue el impulso de la economía por acción de los descubrimientos a innovaciones técnicas 19. Agregamos que la revolución científica y tecnológica constituye la 'etapa superior' de la época iniciada por la revolución industrial pues aprovecha y profundiza los mecanismos ya bosquejados, y porque recoge los frutos de científicos que elaboraron sus teorías al calor del estimulo que les provocaba el desarrollo de los países avanzados.

Finalmente, interesa situar este proceso en aquella época por cuanto fue allí donde se genera una división internacional del trabajo que explica los actuales desniveles entre las naciones, pues genero un sistema internacional en que los países centrales absorbían la producción de los bienes manufacturados y se aprovechaban de todas las utilidades en tanto la pobreza. 'En ese proceso se crea una economía mundial a la cual se integran en forma creciente los países que actualmente se consideran subdesarrollados, los países que los países de la periferia se limitaban a suministrar las materias primas y a sumirse en 'periféricos', en la terminología de Prebish. De esta manera, la expansión de la economía capitalista moderna en los 'centros' significa que los países de la periferia se vinculan estrechamente al proceso de desarrollo a industrialización que ocurre en los primeros. Dicha asociación se produce no solo a través de la creación de corrientes comerciales sino también a través de considerables aportes de factores productivos en forma de capital y recursos humanos, incluyendo la respectiva transferencia de tecnología. Mediante estos aportes externos los países de la periferia desarrollan actividades productivas modernas y de gran importancia que alteran su estructura productiva, conforman en particular las características de su comercio exterior, influyen sobre la estructura social, política y cultural y determinan en gran medida las políticas económicas y sociales de estos países. En otras palabras, los países periféricos quedan implicados desde muy temprano en el proceso de la revolución industrial, pero dentro de un esquema de división internacional del trabajo en que las actividades manufactureras y fabriles modernas se radican fundamentalmente en los países céntricos en tanto que los periféricos se especializan en la producción de los minerales, alimentos a insumos agrícolas que requieren aquellos para su expansión' 20.

El crecimiento económico y social ya no reposa solamente sobre las fuerzas productivas clásicas, el capital, el trabajo y la naturaleza, sino que a estas se ha agregado una mas, no en condiciones de una simple adición, sino que como condicionante básica de estas tres: el conocimiento. En efecto, 'el crecimiento económico no reposa ya solamente sobre la acumulación de capital y la utilización de una fuerza de trabajo manual concentrado en fabricas industriales. Cada vez depende mas del progreso técnico, de la investigación, de los métodos de gestión, de la capacidad de prever y de organizar' 21.

Garaudy señala la solución de continuidad existente entre la actual revolución científica y tecnológica y los procesos económicos anteriores: 'La mutación actual ha sido preparada por la acumulación, desde comienzos del siglo, de investigación fundamental, en física nuclear, en química de la macromolécula, en cibernética, en biología y en sociología' 22. De allí que expresa que 'una mutación en la ciencia ha preparado una revolución por la ciencia' 23. La importancia que advierte Garaudy en este proceso es que la ciencia no es en la actualidad un factor cuyo crecimiento este condicionado a circunstancias ajenas a ella, sino que, por el contrario, se sujeta a su propia dinámica interna. Hay una 'inversión de las relaciones entre la ciencia y la técnica, pues el progreso científico se convierte en un elemento motor del desarrollo de la producción, le precede y lo exige, en lugar de seguirlo. Cada día mas claramente la ciencia se abre un camino propio a independiente de la fuerza motriz que constituyen las exigencias de la producción. Una nueva ley histórica parece bosquejarse cuanto mas avanzado económica y técnicamente es un país, tanto mas su progreso económico y social depende directamente del progreso de la ciencia' 24.

La incorporación de la ciencia en las actividades humanas genera un sin numero de efectos de la más alta importancia. Uno de estos se manifiesta en las transformaciones en el trabajo, particularmente su mayor calificación. En efecto, 'evaluaciones convergentes norteamericanas, checas y soviéticas tienden a establecer que de aquí a veinte años alrededor del 70% de los obreros, al entrar en la producción, deberán poseer una cultura general de un nivel comparable al que se exige actualmente para entrar en la enseñanza superior' 25. La peculiaridad de este fenómeno radica en que no se trata de un crecimiento cuantitativo de obreros calificados, profesionales y científicos sino que de un cambio cualitativo, pues si la ciencia es el nuevo poder social, quienes fabrican, dirigen y distribuyen y aplican los conocimientos constituyen un sector social que detenta un poder altísimo. Con razón J. K. Galbraith ha comparado el actual contingente de intelectuales, profesionales y científicos con el sistema financiero de los comienzos de la industrialización, que constituyo el basamento del desarrollo económico de los países capitalistas. Galbraith ha designado a este contingente como 'el estamento pedagógico y científico', que en la actualidad detenta la mayor cuota de poder dentro del 'estado industrial', sobrepasando la influencia de la 'tecnoestructura', pues esta debe someterse a la voluntad del estamento pedagógico-científico para el ejercicio económico 26.

La importancia de la ciencia en el mundo moderno se aprecia, asimismo, en el volumen de su actividad en comparación con el conjunto de la economía. Clark Kerr ha designado a los mecanismos y entidades encargadas del desarrollo del conocimiento como 'the knowledge industry'. Su volumen es muy considerable en los Estados Unidos, como que 'la producción, distribución y consumo de conocimiento en toda su extensión se dice que alcanza al 29% del producto nacional bruto y la producción de conocimiento esta creciendo al doble del ritmo del crecimiento de la economía' 27.

Si la ciencia es un mecanismo de riqueza para los países desarrollados, para las naciones subdesarrolladas representa una fuente de pobreza. En efecto, la ciencia constituye en la actualidad uno de los mecanismos que consolidan la pobreza de los países subdesarrollados que se enlaza dentro de una división internacional del trabajo científico, en el cual los países 'centrales' concentran los recursos y los frutos del conocimiento en tanto que los países 'periféricos' se limitan a recoger algunos de sus resultados, y a la vez que consolidan la estructura de la dependencia económica con la dependencia de saber superior. De allí que un autor reconozca tanto las ventajas de la ciencia cuanto también su paradojal contribución a la pobreza de la mayoría del mundo: 'Mientras el 75% de la humanidad vive en o debajo -y a veces bien abajo- del limite de subsistencia, hay una cierta ironía en hablar sobre la 'contribución' de la ciencia al progreso humano, pero en la coyuntura actual la realidad no coincide realmente con nuestros deseos. Digamos francamente que la ciencia ha aportado, sin duda, mas males que beneficios a la gran mayoría de los seres humanos' 28.

La conversión del conocimiento en una nueva fuerza productiva constituye un proceso a nivel mundial que opera en los países desarrollados con plena fortaleza, en tanto que influye en las naciones atrasadas como instrumento del subdesarrollo. De allí que en las estrategias de desarrollo se contemple una política de desarrollo científico y tecnológico que permita la utilización completa y oportuna de las ventajas de la ciencia.

3.2. La Concentración del Conocimiento en la Universidad Latinoamericana

El segundo factor de carácter histórico que ha convertido a la universidad latinoamericana en una institución cultural estratégica es la concentración del conocimiento en ella 29. En efecto, la universidad latinoamericana ha recibido del Estado la facultad de impartir la educación superior, de realizar investigación científica y extensión, sin que otra institución estuviese facultada para hacerle competencia. Además, cuando la ciencia ha recibido estímulos para su desarrollo en nuestra región, la mayoría de los cuales han sido vacilantes y tenues, han sido las universidades las que han debido hacerse cargo de este crecimiento.

En efecto, la universidad latinoamericana ha absorbido la educación superior, la investigación científica y tiene un lugar privilegiado respecto de la cultura. Su absorción de la educación superior ha sido casi completa, en términos tales que se puede hablar indistintamente de educación universitaria y educación superior. 'Ello no obedece a consideraciones teóricas sino al monopolio o cuasimonopolio que las universidades han ejercido, y de hecho ejercen, sobre la enseñanza superior latinoamericana. Se estima que en 1959 el 90,2% de la matricula total de la enseñanza superior estaba en las universidades, el 2,4% en los institutos tecnológicos superiores y el 7,4% en las escuelas normales. En este calculo, las escuelas normales son consideradas de nivel superior, lo que en general no se ajusta a la realidad; de eliminarse a parte de la universidad seria aún más aplastante' 30. Este monopolio no se da en los países desarrollados pues la educación superior se organiza a través de un complejo de instituciones publicas, privadas y de las universidades. 'En Europa, en el mismo año (1959), los estudiantes se dividían prácticamente por mitades entre las universidades y los institutos tecnológicos, pues estos tenían el 47% de la matricula total de la enseñanza superior. En cambio, la situación no puede compararse con la de los Estados Unidos, donde la diversificación de la enseñanza superior se hace en las propias universidades, lo que casi no ocurre en América Latina' 31.

El monopolio de la educación superior universitaria se mantuvo en Chile hasta 1967. En ese año, se concedió nivel superior a la enseñanza normal. En efecto, hasta entonces toda la educación superior radicaba en las universidades. Sin embargo, una comparación entre la matricula en ambas instituciones nos señala la abrumadora diferencia en favor de las universidades, lo que nos hace reafirmar que el sistema universitario chileno absorbe la casi totalidad de la educación superior. En efecto, si en 1970 la matricula de la enseñanza normal era de 8.300 alumnos, la matricula universitaria había alcanzado a 76.980. De esos 8.300 alumnos, solo 4.650 fueron atendidos por el Ministerio de Educación, en tanto que el resto se repartió entre la Facultad de Filosofía y Educación de la Universidad de Chile y entidades privadas. Este hecho aumenta la participación de la Universidad en la educación superior 32.

En el último tiempo, por la política educacional del gobierno de la Unidad Popular, se ha confundido cualquier educación que se imparta a los egresados de la enseñanza media con educación superior. Admitimos que esta última requiere una mayor complejidad conceptual, porque de lo contrario podría incurrirse en absurdos como calificar cualquier estudio posterior a la enseñanza media como de rango superior. Así, se dice que 'las vacantes para los primeros años de las universidades se incrementaron en un 87% en relación con las disponibles en 1970. Si a ello se agregan las 6.500 plazas que ofrecerán a los egresados de la enseñanza media INACAP, el Instituto Laboral, el Instituto Politécnico y otros organismos, se llega a un aumento del 118% en las oportunidades de educación para los egresados de la enseñanza media' 33.

La universidad ocupa un sitial privilegiado en el campo de la investigación científica y tecnológica. En efecto, si vemos la proporción de los trabajos universitarios en las disciplinas científicas como las ciencias exactas, sea en el campo de la biología o de la física, advertimos el predominio de las universidades. En efecto, en las Jornadas Anuales de la Sociedad Chilena de Biología, realizadas en 1968, hubo un total de 279 autores que presentaron 137 trabajos, y en 1969, 365 autores para 179 trabajos. El 95% de los trabajos provienen de establecimientos universitarios 34. Asimismo, si observamos los recursos que se destinan a 'I y D' 35 las universidades chilenas cubren el 75%, en tanto que el 25% restante corresponde a los organismos de investigación del Estado. Por otra parte, si observamos la proporción de 'personal científico y tecnológico', concluiremos que las universidades tienen 1.894 personas, que representan el 85,5%, en tanto que el Estado tiene solamente 320, que alcanzan apenas al 14,5 %. La preeminencia del Estado chileno en materia de investigación científica se advierte en un rubro, la investigación en el sector agropecuario, pues el 'sector Gobierno reúne a casi las 3/4 partes del personal científico-tecnológico ubicado en este sector' 36 Finalmente, en cuanto a la actividad cultural, la determinación del grado de concentración de esta en las universidades es difícil. En todo caso, formulamos la hipótesis que las universidades poseen una capacidad potencial altísima en el campo cultural por los recursos financieros y materiales y el personal académico que la integra. En efecto, los intelectuales que laboran en sus aulas y laboratorios, los instrumentos de comunicación social, Como radio, televisión, en fin, constituyen elementos decisivos para el cambio cultural de América Latina.

3.3. Antecedentes Históricos de la Concentración del Conocimiento en la Universidad Latinoamericana

Si el conocimiento constituye un factor de producción, si el desarrollo del mundo contemporáneo se desplaza hacia formas de convivencia que aceleran, en forma acumulativa, la inserción del saber superior en todas las esferas de la actividad humana y si la universidad latinoamericana se encuentra actualmente concentrando la actividad intelectual y científica de América Latina, concluimos que el poder del conocimiento radica fundamentalmente en las universidades. En otras palabras, la universidad latinoamericana es una institución cultural estratégica. A continuación procederemos a indagar sus orígenes.

La concentración del conocimiento en las universidades es el resultado de factores históricos. En efecto, las repúblicas independientes en el siglo XIX concedieron a las universidades el monopolio de la educación superior y las dotaron de la facultad de dirigir la totalidad de la educación nacional. La Universidad de Chile recibió este mandato en virtud de su ley orgánica de 1842 y se mantuvo vigente hasta 1860 -en cuanto a la educación primaria- con motivo de la dictación de la Ley Orgánica de Instrucción Primaria-, que creó un Inspector General de Instrucción Primaria-, a cargo del cual estaba la superintendencia de este ramo. La Universidad de Chile conservó la tuición sobre la enseñanza secundaria hasta 1927, en que se creó la Superintendencia de Educación y Direcciones Generales, que recibió el papel de supervigilar la educación chilena, a excepción de la educación universitaria 37.

El desarrollo de la actividad económica no generó estímulos para el surgimiento de una investigación científica y tecnológica. Tan solo había una incitación a las carreras profesionales, de carácter liberal, que encontraban un apoyo inmediato dentro del aparato burocrático del Estado. La actividad económica, durante el siglo XIX, giró en torno a la exportación de materias primas y alimentos. Los yacimientos de minerales estaban en manos extranjeras, que traían la tecnología directamente de sus países. De esta manera, la única expresión de un incipiente progreso tecnológico fue la configuración de una infraestructura que permitiera la exportación de los productos. En la etapa del 'crecimiento hacia adentro' o de 'sustitución de importaciones', la economía latinoamericana absorbió las necesidades de bienes de capital y tecnología a través de la importación de los países 'centrales'. Tampoco se genero una fuente interna que se dedicara a preparar los recursos científicos y tecnológicos. Las universidades continuaron entregadas a la formación de profesionales, con leves alteraciones en las prioridades de las carreras, Como que empieza, en la etapa de crecimiento hacia adentro; un mayor énfasis en las carreras conectadas con la producción, Como ingeniería, y surgen las escuelas de economía. Si las universidades generan algunos centros de creación científica, estos son el resultado del esfuerzo de académicos que trabajan al margen de una política deliberada de la universidad y que se constituyen en una vanguardia minoritaria que no logra mayor aceptación 38. La formación de institutos, la incorporación del régimen de tiempo completo, el estimulo a la 'investigación pura, sin finalidad utilitaria', Como lo señala el Estatuto Orgánico de la Enseñanza Universitaria de 1931, constituyen procesos de incorporación paulatina, por oleadas, de la ciencia en la universidad. El escaso desarrollo alcanzado por la ciencia, por tanto, escapa a un plan deliberado de los organismos públicos y de las propias universidades. 'Lo que quiero recalcar de inmediato, sin embargo, es el hecho de que todo este desarrollo, que, insisto, no es en absoluto despreciable (la física), no parece corresponder en modo alguno a un plan preconcebido, a una elaboración previa, a una teoría de gobierno, a una acción deliberada de un estado subdesarrollado, que se da cuenta que el desarrollo científico es básico a instrumental al desarrollo general del país, y que procede en consecuencia a tomar las medidas necesarias para alentarlo y protegerlo' 39.

En los últimos años, los diferentes gobiernos latinoamericanos han empezado a preocuparse del desarrollo científico y tecnológico, conscientes del papel de la ciencia en el progreso económico y social. Esta inquietud ha provocado la creación de numerosos organismos encargados del desarrollo científico y tecnológico. La política de desarrollo científico y tecnológico aparece Como una necesidad ineludible a nuestros países, pues les permite aprovechar las grandes ventajas del conocimiento y contribuye de esta manera a romper la dependencia económica, que se fortalece precisamente porque se asienta en la dependencia del saber. Ya la Declaración de los Presidentes de América en Punta del Este, en 1967, fijó un programa regional de desarrollo científico y tecnológico, que fue ratificado al año siguiente por los gobiernos latinoamericanos en la reunión de Maracay, Venezuela, en la que, simultáneamente, se creó la organización que se encargaría de impulsar esta estrategia, el Consejo Interamericano para la Educación, la Ciencia y la Cultura, que se colocó bajo la estructura de la OEA 40.

3.4. La Autonomía Universitaria

Finalmente, para que la universidad pueda ejercer plenamente su poder cultural y científico, es decir, para que su condición de institución cultural estratégica sea una plena realidad, es menester que el sistema universitario este resguardado por una sólida y eficaz autonomía universitaria. Entendemos por autonomía universitaria el conjunto de mecanismos jurídicos, sancionados en la Constitución Política del Estado y en normas legales y reglamentarias, en virtud de los cuales la universidad se encuentre facultada para desenvolverse con entera independencia de entidades o personas foráneas, en el plano académico, administrativo, económico y fiscalizador, sin otras limitaciones que las derivadas de su finalidad científica y cultural. Esta exigencia, de índole normativa, parte del supuesto de reconocer que la universidad, no es una institución aislada, sino que se integra dentro del sistema social. La autonomía, en el fondo, es un Campo que debe reconocer el Estado, toda vez que su existencia se explica en el marco jurídico que le asigne el poder.

La totalidad de los países latinoamericanos establecen jurídicamente la autonomía universitaria. Hay algunos que, Como el Uruguay, la han consignado en la Constitución Política. Chile también la ha recogido hace poco tiempo en la Constitución' 41. Sin embargo, una cosa es la incorporación de un principio en una norma jurídica y otra muy diferente es el grado de vigencia que esta tiene en una determinada sociedad. Sin entrar en mayores detalles, se aprecia una clara contradicción entre esta generosidad legislativa y el grado de vigencia real de la autonomía universitaria. Sean los gobiernos militares, sean los regímenes marxistas como el cubano, para los cuales las universidades son centros académicos en los cuales se desenvuelve la tarea profesionalizante y científica del Gobierno, sin que haya posibilidades de ejercicio autónomo y creador y critico de las ideas, la autonomía es rechazada por inconveniente. Como lo afirma un profesor cubano, la autonomía sólo es útil en los regímenes capitalistas, en los cuales se concibe como un mecanismo de protección de la tarea revolucionaria, en tanto que en los regímenes socialistas no puede seguir ocupando este papel, pues es susceptible de generar y legitimar procesos de 'critica', que en nada conciernen a la estabilidad del régimen : 'En la etapa prerrevolucionaria proporciona un baluarte para denunciar y combatir el régimen imperante, pero una vez arrojada la burguesía del poder, o en trances de serlo, la autonomía puede convertirse en instrumento de esa misma burguesía en retirada que se atrinchera en ciertos recintos académicos para oponerse al proceso revolucionario, incluso enarbolando consignas del mas infantil izquierdismo. No puede, pues, hablarse en términos generales y absolutos de la autonomía, ni de otros conceptos elaborados en la etapa reformista, y validos para quienes luchan aún en ella, en esta densa hora de transición que vive la universidad Latinoamérica' 42. Para este autor, que expresa la ideología del régimen cubano, la autonomía universitaria es instrumental a un tipo especifico de cambio revolucionario de América Latina, es decir, se trata de un principio contingente, y por ende mutable, que se debe relativizar en la época del 'socialismo' y eliminar apenas esta ejerce su capacidad creadora y critica al alzarse de las pautas oficiales del Gobierno.

Como quiera que el régimen cubano expresa una ideología que es compartida en líneas generales por los marxistas del continente y porque existe un gobierno presidido por un marxista, Como es Chile, es conveniente analizar la autonomía universitaria, para determinar hasta que punto se trata de una institución jurídica plenamente aceptada en nuestro continente y hasta que punto se trata de una institución de vigencia meramente formal. Lo dicho acerca del carácter instrumental de la autonomía no corresponde solamente para el régimen cubano sino que el mismo predicamento, por motivaciones por cierto diferentes, han adoptado los gobiernos militaristas de América Latina, como Argentina, Brasil y Perú. Tras el propósito de conseguir tranquilidad en la universidad, que se altera por la politización estudiantil, se desplaza una estrategia que pretende convertir a las universidades en centros académicos dependientes del Gobierno, eliminando la autonomía y los rasgos propios del quehacer académico, como el pluralismo y la criticidad. Las 'purgas' en la Universidad de Brasilia, en 1964, y en la Universidad de Buenos Aires, en 1966, expresan una explicita estrategia tendiente a eliminar de raíz aquellos centros académicos potencialmente opositores, hasta el extremo de expulsar a los profesores que no comparten la ideología del régimen dominante43.

Para que la universidad ejerza plenamente su capacidad científica y cultural es menester que este dotada de una autonomía plena, que consiste en su capacidad de gobernarse a sí misma, en disponer de los recursos económicos adecuados a sus metas académicas, disponer de una amplia libertad académica, sin limitaciones de ninguna especie, que su administración no se encuentre entrabada directa o indirectamente por la influencia de los organismos de fiscalización que posee el Estado y disponga de una flexibilidad adecuada para darse la reglamentación interna que estime necesaria. Para que la autonomía tenga una vigencia real debe ser considerada en la Constitución Política y detallada en una ley de la República a fin de que posea una sólida naturaleza jurídica. La inexistencia de la autonomía conduce, fatalmente, a que la universidad se transforme en un centro en que se elabora la ideología oficial del régimen, a la cual se debe enmarcar cuidadosamente, lo que impide el surgimiento, y menos aún, el desarrollo de posibilidades criticas. Aunque la universidad disponga de las circunstancias estructurales para ejercer un poder inmenso, esta capacidad se frustraría en un régimen o en un sistema en que se la considere como una repartición mas del aparato estatal.

En este capitulo hemos formulado la hipótesis de que la reforma en América Latina se debe construir a partir de una correcta teoría de la universidad y de los objetivos sociales que esta debe servir. En nuestra opinión, la actual universidad latinoamericana constituye una institución cultural estratégica, en el sentido de que posee una capacidad altísima para afectar el rumbo de los acontecimientos políticos, sociales, económicos y culturales. Este rasgo de la universidad le confiere una naturaleza específica, que repercute directamente en el sentido de la reforma. Los objetivos sociales de la universidad no son otros que los de ayudar en la construcción de una nueva sociedad, que solo se podrá alcanzar en nuestra región a través de un cambio revolucionario de sus estructuras. La reforma universitaria cobra vigencia por el imperativo que time la universidad de participar activamente en el cambio social.

El nuevo carácter de la universidad latinoamericana se fundamenta en dos ordenes de variables. La una es histórica y la otra, normativa. La primera apunta a señalar que, a partir de la revolución industrial, el mundo se encuentra en un proceso de creciente intervención del conocimiento en toda la actividad económica y social, pasando a constituirse en un nuevo y decisivo factor de producción. Asimismo, la creación, desarrollo y difusión del conocimiento en América Latina se ha concentrado en el sistema universitario. Ambas circunstancias históricas confieren a la universidad un poder sin precedentes, para cuya plena vigencia es menester la concurrencia de otro factor: la autonomía universitaria. No basta con que la universidad disponga de un poder intrínseco si esta no es capaz de desenvolverse con entera libertad. Para este fin, es imprescindible la plena vigencia de la autonomía universitaria, que se manifiesta a través de una existencia jurídica y real.

Si afirmamos que la universidad latinoamericana constituye una institución cultural estratégica y si agregamos el hecho de que la universidad tradicional de nuestra región esta muy lejos de desarrollar toda su capacidad interna, que proviene de las circunstancias históricas que hemos mencionado, la reforma universitaria constituye un proceso ineludible en la existencia de la universidad latinoamericana. La reforma pasa a ser un proceso imprescindible dentro de un proceso global de cambio social, pues la contribución del conocimiento a la construcción de una nueva sociedad es irreemplazable. La reforma, en fin, constituye un proceso político que afecta al conjunto de la dinámica del desarrollo latinoamericano.

Notas

*

 Este trabajo constituye una reproducción de los dos primeros capítulos de un libro del autor sobre “La Reforma en la Universidad de Chile”, realizada con la Corporación de Promoción Universitaria.

1

Corporación de Promoción Universitaria: 'Modernización y Democratización en la Universidad Latinoamericana, Viña del Mar, 1971, págs. 1-2.

2

Luis Scherz: 'Universidad Latinoamericana y Movimientos Estudiantiles', en 'Estudiantes y Políticas', Corporación de Promoción Universitaria, Santiago de Chile, 1970, pág. 56.

3

El informe Atkon ejerció una influencia en los orígenes del movimiento reformista en la Universidad de Chile, incluso en el movimiento estudiantil, pero fue dejado de lado cuando maduró la conciencia reformista. 

4

Empleamos el concepto de ideología como una expresión más elaborada y a un nivel de mayor especificidad de la doctrina.

5

Esta capacidad de colaborar en el cambio social se da dentro de una sociedad que admite institucionalmente la existencia de la autonomía universitaria.

6

Héctor Silva Michelena y Heinz Rudolf Sonntag: 'Universidad, Dependencia y Revolución'. Siglo XXI Editores, Colección Mínima, México, 1970, pág. 151 (el subrayado es nuestro).

7

Citado por Silva y Sonntag, op.cit., pág. 152, (los subrayados son nuestros).

8

Un tratamiento más afinado de esta relación universidad-sociedad nos exigiría mayor espacio, y nos alejaría de nuestro tema central. Por de pronto, nuestra afirmación de la capacidad de la universidad para ser un agente del cambio social parte del supuesto de que exista un sistema político que respete los valores democráticos y la libre opinión de las grandes mayorías. Ahora bien, este sistema político puede ser tanto liberal como marxista, pues la universidad debe conservar su identidad en cada una de las situaciones en que le toque desenvolverse. La universidad no es un instrumento ni del gobierno de turno ni de los partidos políticos que lo sostienen o lo combaten.

9

Por ahora utilizamos la terminología tradicional para referirnos a las funciones de la universidad. Bástenos agregar que rechazamos la existencia de una 'función social' de la universidad como una actividad distinta y separada de la docencia, la investigación y la extensión, pues la universidad se inserta en la sociedad a través de estas funciones.

10

En este sentido, discrepamos de Darcy Ribeiro, quien en su modelo de la universidad asigna una importancia decisiva a la estructura universitaria. Creemos que la estructura de la universidad refleja una determinada escala de valores, sin cuya remoción no se puede plantear la reestructuración de la universidad. Una reestructuración sin una base sustantiva que la defina resultará una modificación administrativa de la universidad, sin una capacidad real de modificar el quehacer académico. En definitiva, será una reforma con una alta propensión a fracasar. Véase: Darcy Ribeiro: 'La Universidad Latinoamericana', Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 1970.

11

Ribeiro anota que 'los profesores de ciencias' han jugado un rol importante en la 'innovación' de la universidad latinoamericana. Esta afirmación es discutible, toda vez que los profesores, en general no manifiestan interés en desencadenar un movimiento de lucha que renueve la universidad. Véase: 'La Universidad...', op. Cit., págs., 156-157. La referencia de Ribeiro debe entenderse más bien a la contribución de los profesores a la 'modernización' de la universidad latinoamericana, más que a la reforma de ésta. Esta última afirmación nos parece más acertada, toda vez que los 'profesores de ciencias', los investigadores y científicos, demuestran un grado altísimo de dependencia cultural, como lo ha demostrado Edmundo Fuenzalida en 'Investigación Científica y Estratificación Institucional', Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1971. En todo caso estos 'profesores de ciencias', han colaborado en la institucionalización de la ciencia en la universidad.

12

Dr. Pablo González Casanova: 'Que es la Reforma Universitaria', documento presentado al Seminario Internacional sobre 'Modernización y Democratización de la Universidad Latinoamericana ', Corporación de Promoción Universitaria, Viña del Mar, 1971. 

13

Véase Rudolph P. Atkon: 'La Universidad Latinoamericana', en ECO, Nº 37-39, tomo VII, 1-3 mayo-julio, 1963. Las ideas de González Casanova en esta materia se parecen a estas de Atkon: 'América Latina (necesita) una educación en las humanidades, las ciencias y las artes, una búsqueda del conocimiento sin precauciones prematuras sobre los medios específicos de ganarse la vida, pues a la larga representa una preparación para que muchas personas ejerzan una ciudadanía productiva mejor que la preparación directa orientada hacia un puñado de profesiones', op.cit., pág.143. 

14

'Que es la Reforma Universitaria', op. cit., pág. 5.

15

 Id., id., pág. 8. 

16

Usamos el concepto de 'crisis integral' en el sentido que le diera Jorge Ahumada en 'La Crisis Integral de Chile'. Editorial Universitaria S.A., Santiago de Chile, 1996.

17

La Universidad Latinoamericana puede ser objeto de múltiples enfoques. El principal de ellos es sus orientación profesionalizante. Otra perspectiva puede llevar al estudio de su capacidad para contribuir al cambio social o a su papel en el desarrollo científico y tecnológico. La primera caracterización ha sido desarrollada con especial énfasis por Luis Scherz en 'El Camino de la Revolución Universitaria', Editorial del Pacífico, Santiago de Chile, 1968, y ha sido continuado en diferentes trabajos de este autor como 'Universidad Latinoamericana y Movimientos Estudiantiles' en 'Estudiantes y Política', op. Cit., págs. 49 a 58 y 'La Universidad Católica de Chile: Un indicador de la Realidad Universitaria Chilena'. Seminario Internacional sobre 'Modernización y Democratización de la Universidad Latinoamericana', organizado por CPU, Viña del Mar, agosto 1971. Este punto destaca una característica específica de la universidad latinoamericana que tiene una vigencia real, pero no agota, ni de lejos, una caracterización total de ésta. En efecto el desarrollo de las universidades y la nueva realidad del mundo moderno y la situación actual de nuestro continente hacen notar ciertas situaciones que no aparecen dentro de un análisis que se limite a destacar la naturaleza profesionalmente de la universidad. Entre esos nuevos factores que exigen ir más allá de la mera constatación del carácter profesionalizante se encuentra la conversión del conocimiento en un factor de producción y la situación de que en América Latina la universidad concentra la capacidad profesional, científica y cultural de la sociedad. Ambos factores, como veremos, más adelante, admiten la coexistencia del carácter profesionalizante pero, al mismo tiempo, abren una nueva dimensión al análisis de la universidad.

18

Roger Garaudy: 'El Gran Viraje del Socialismo', Monte Avila Editores, Caracas, 1970. Pueden consultarse otros libros de Garaudy en que desarrolla un análisis de la sociedad contemporánea a partir de las consecuencias sociales y políticas de la revolución científica y tecnológica, como ¿Se puede ser Comunista Hoy', Editorial Grijalbo S.A., ,México , 1971 y 'Ya no es Posible Callar', Monte Avila Editores, Caracas, 1971.

19

Paul Bairoch:·'Revolución Industrial y Subdesarrollo', Editorial Siglo XXI Editores, 1969. Bairoch anota que las inversiones y descubrimientos fueron suscitados por la naturaleza de los fenómenos económicos y no por una labor generada por los científicos y técnicos.

20

Osvaldo Sunkel: 'La Universidad Latinoamericana ante el Avance Científico y Técnico; Algunas Reflexiones', en Estudios Internacionales, año IV, abril, junio 1970, Nº13, pág. 66.

21

Alain Tauraine: 'La Sociedad Postindustrial', Editorial Ariel, Barcelona, 1969, pág. 101.

22

Garaudy: 'El Gran Viraje del Socialismo', op. Cit., p. 26.

23

Id., id., pág. 29.

24

Garaudy, op. cit., pág. 29. Un análisis completísimo de las implicancias sociales, económicas y políticas de la revolución científica y tecnológica puede encontrarse en Radovan Richta, 'La Civilización en la Encrucijada', Siglo XXI Editores, México, 1971, que constituye un trabajo colectivo de la Academia de Ciencias de Checoslovaquia, realizado con ocasión de la 'Primavera de Praga'.

25

Garaudy, op. Cit., pág. 50. Richta formula la misma cifra, en 'La Civilización...', op. cit., pág. 115.

26

John K. Galbraith: 'The New Industrial State', Penguin Books, A Pelican Book, 1967, capítulo 25.

27

Clark Kerr: 'The Uses of University', Harper Torchbooks, New York, 1966, pág. 88.

28

A. O. Cooper, citado en A. O. Herrera, 'Ciencia y Política en América Latina', Siglo XXI Editores, México, 1970, pág. 14.

29

En adelante designaremos 'conocimientos' a la educación, la ciencia y la cultura.

30

Naciones Unidas: 'Educación, Recursos Humanos y Desarrollo en América Latina', 1968, pág. 103; Aldo E. Solari, Introducción a 'Estudiantes y Política en América Latina', Monte Avila Editores, Caracas, 1968.

31

Naciones Unidas: 'Educación, Recursos Humanos y Desarrollo en América Latina', 1968, pág. 103; Aldo E. Solari, Introducción a 'Estudiantes y Política en América Latina', Monte Avila Editores, Caracas, 1968.

32

Oficina de Planificación, Universidad de Chile, 'Antecedentes e Informaciones Universitarias Nº3, diciembre1971, cuadro Nº4.

33

Mensaje del Presidente desde el Congreso Nacional, 21 de mayo 1971, anexo Educación, pág. 551.

34

Juan de D. Vial C.: 'Notas sobre la investigación biológica en Chile'. Cuadernos de la Realidad Nacional, Nº8, junio de 1971, pág. 72.

35

Usamos esta terminología, que se refiere a la labor de investigación aplicada.

36

'Descripción y Análisis del Sistema Científico y Tecnológico de Chile', Centro de Planeamiento, Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Universidad de Chile, 1968.

37

Véase Fernando Campos Harriet: 'Desarrollo Educacional 1810-1960', Editorial Andrés Bello, Santiago de Chile, 1960. Aunque la ley de 1879 organizó los estudios secundarios, en el hecho reemplazó el Consejo Universitario, que anteriormente los dirigía, por el Consejo de Instrucción Pública, compuesto por el Ministerio de Educación, el Rector de la Universidad, el Secretario General, los Decanos, el Rector del Instituto Nacional, tres miembros designados por el Presidente de la República y dos personas elegidas por el Claustro Pleno. Como los miembros de la Universidad tenían mayoría en ese organismo, se puede concluir que la Universidad de Chile también supervigilaba la educación secundaria.

38

El caso típico es la labor de investigación en la Facultad de Medicina. Vial Correa hace notar que la investigación biológica en Chile, por ejemplo, se encuentra desarrollada principalmente en los centros de enseñanza medica 'Notas sobre la investigación biológica' op. cit., pág. 73. La Facultad de Medicina de la Universidad de Chile 'concentrada casi la mitad de las investigaciones que se hacen en la Universidad: 838 (proyectos) de 1.715, esto es, el 48,9%'. Véase Oficina de Planificación 'Antecendentes de informaciones universitarias volumen 1 Nº1', Universidad de Chile, Santigo 1969.

39

Igor Saavedra: 'El Problema del Desarrollo Científico y Tecnológico en Chile y en América Latina', en Cuadernos de la Realidad Nacional, Nº1, septiembre, 1969, pág. 36.

40

Nuestra afirmación sobre las grandes ventajas del conocimiento no significa reconocer que la ciencia sea la panacea del progreso humano y que asiste al 'fin de las ideologías', como lo proclaman algunos cientistas sociales y los políticos de tendencia conservadora. El poder del conocimiento sólo se hace realidad en la medida que participa de un proyecto histórico concreto, que no lo definen los científicos no los técnicos, sino que las grandes mayorías nacionales. De otra parte, rechazan categóricamente las ventajas del conocimiento, constituye una actitud que no responde a las verdaderas condiciones del mundo moderno y que se sitúa fuera de la dinámica de los acontecimientos económicos y sociales. Para conocer la posición de quienes plantean el fin de las ideologías y la supremacía de la ciencia y los científicos y técnicos, véase Gonzalo Fernández de la Mora: 'El Crepúsculo de las Ideologías', Editorial Zig-Zag. Santiago de Chile, 1969: Jean Meynaud: 'Problemas Ideológicos del Siglo XX', Editorial Ariel, Barcelona, 1963. Una traducción de estas ideas a los partidos políticos de derecha puede verse en 'La Nueva República', Partido Nacional.

41

La incorporación de la autonomía universitaria en la Constitución Política de Chile se hizo en virtud del Estatuto de Garantías Democráticas, que suscribió Salvador Allende al ser ratificada su elección por el Congreso Nacional, que significó la reforma a la Constitución, en conformidad a la Ley 17.398, de 9 de enero de 1971.

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José Antonio Portuondo: 'Hacia la Nueva Conciencia Universitaria', Segunda conferencia latinoamericana de difusión cultural y extensión universitaria, Unión de Universidades de América Latina (UDUAL), México, 1972, en 'IDU Informaciones y Documentos Universitarios'Nº116, Universidad de Chile, pág. 21.

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Más adelante veremos las vicisitudes que ha tenido la autonomía universitaria en los últimos años en Chile, particularmente durante el gobierno de Allende. La querella contra el Rector de la Universidad de Chile y algunos profesores y estudiantes, en los últimos meses de 1971, aparece como un acto sin precedentes, tendiente a debilitar a través de un mecanismo exageradamente violento un movimiento de lucha exclusivamente universitario. En este caso, la autonomía universitaria sufrió un embate gravísimo.